Reflexión sobre nuestro rol en la temporada de elecciones estadounidenses

Paulina Helm-Hernández + Somer Nowak

30 October 2020

Participación del electorado en números récord. Amplia educación de votantes. Capacitaciones masivas de monitores y voluntarios en los centros de votación para ofrecer Equipo de Protección Personal (EPP), agua y comida, e incluso entretenimiento mientras la gente espera en largas filas para votar.

Diversas coaliciones de grupos de base están movilizando personas por todo el país para que participen en unas elecciones libres y justas en Estados Unidos, y las defiendan también. Ya que somos una financiadora que ha apoyado movimientos sociales pro democracia en diferentes partes del mundo y concedemos apoyos en la región clave del sureste estadounidense, hemos estado reflexionando sobre la mejor forma en que la filantropía puede actuar en momentos como este.

En medio de una pandemia, una recesión y un momento decisivo en torno al profundamente arraigado racismo estructural —todo lo cual ha expuesto fallas enormes en la sociedad estadounidense y su estructura económica— Estados Unidos ahora se encuentra en una temporada de elecciones que plantea preguntas profundas sobre la salud y el futuro de nuestra democracia.

Las financiadoras que titubean o sienten inseguridad en este momento harían bien en confiar y seguir el camino marcado por las organizaciones y los movimientos sociales de base que están dando todo de sí ahora mismo. Ya sea su trabajo fundamental de justicia reproductiva o justicia racial o igualdad LGBTQI o derechos laborales, los grupos de base están claros en cuanto a qué está en riesgo en estas elecciones y  se están uniendo alrededor de un propósito compartido: proteger y promover la democracia.

En FJS, vemos la urgente necesidad de actuar también, porque más allá de cualquier asunto específico de prioridad, la democracia es nuestro asunto, nuestra causa. No hay ninguna visión de justicia social y ninguna comunidad que no se vea perjudicada por el autoritarismo. La democracia es un asunto feminista, un asunto de justicia racial, un asunto ambientalista.

En todo Estados Unidos, un ecosistema vibrante de movimientos sociales está trabajando en armonía para apoyar una participación del electorado en números récord y unas elecciones justas. Bajo el liderazgo de personas Negras, latinas e indígenas, jóvenes, comunidades de color (como se nombra comúnmente a las personas no blancas en el contexto sociocultural estadounidense), feministas, migrantes, personas trans y no binarias, y otras tantas impactadas por la injusticia, estos movimientos sociales han estado socavando el poder atrincherado —la supremacía blanca, el sexismo, la explotación económica y la explotación ambiental—. La hostilidad abierta de la que somos testigos y que, de hecho, vivimos en carne propia es un contraataque dirigido hacia estos movimientos sociales visionarios. Es un intento orquestado para consolidar y preservar el status quo. Los movimientos sociales por la justicia están exigiendo un cambio que se debió haber hecho hace ya mucho tiempo.

Los movimientos sociales de base que han surgido de las experiencias de vida y la brillantez del trabajo organizativo de las mujeres Negras e indígenas, las personas trans y de género no binario y diversas comunidades de color nos enseñan cómo funciona la democracia: con colaboración a pesar de las diferencias para promover valores como la justicia, el cuidado y la creencia de que cada persona, y cada voto, cuenta. Nuestro rol como financiadoras es mover recursos para apoyar y sostener ese trabajo.

Aunque las donaciones rápidas en momentos críticos como este pueden ayudar, las organizaciones de base y sus redes están en mejor posición para responder a oportunidades y retos cuando tienen fondos en los que pueden depender consistentemente y que pueden gastar cuando sea necesario. Aún así, informa el Center for Effective Philanthropy, los apoyos de múltiples años para operaciones generales son poco comunes. Para apoyar respuestas rápidas en momentos de urgencia, al igual que en el trabajo a largo plazo que busca crear un cambio estructural, FJS prioriza los fondos flexibles de múltiples años. También hacemos concesiones de apoyos adicionales según lo soliciten nuestras copartes, con el propósito de apoyar sus esfuerzos en áreas específicas, como las comunicaciones estratégicas –que incluyen combatir la desinformación– y la seguridad integral y el cuidado colectivo para organizadores y activistas que están asumiendo riesgos y que continuamente enfrentan retos en las primeras líneas.

Tenemos el privilegio de apoyar a valientes líderes y organizaciones feministas que están en las primeras líneas, defendiendo nuestra democracia multirracial y construyendo una sociedad justa. A través de la filantropía, tenemos que actuar y mover recursos hacia los movimientos que están luchando por la democracia y creando el mundo que queremos ver –en este momento y a largo plazo–.

En Solidaridad,

Paulina Helm-Hernández, oficial de Programas, sureste estadounidense

Somer Nowak, asociada de Programas, sureste estadounidense